Al escuchar o leer estas palabras lo primero que se viene a la mente es la palabra “Mujer” casi siempre se refieren a la mujer como la débil, la frágil, la impotente e incapaz, cuantas veces no hemos escuchado decir a alguien, déjalo tu no puedes, es trabajo de hombres, no te vallas a romper una uña, ya chocaron seguro es una vieja!, que cursis son las mujeres, que sentimentales y lloronas, muchas de estas son etiquetas que nos dan a las mujeres las sociedades machistas, esas personas que se sienten con el poder de tener todos los derechos de supremacía, prioridad e importancia, por el simple hecho de haber nacido hombre! pero no se dan cuenta de que la mujer con el pasar de los tiempos ha evolucionado de manera impresionante, convirtiéndose en guerreras con o sin ayuda del hombre, la mujer ha tenido que adoptar, debido a las circunstancias de una sociedad tradicionalista que ya estaba hecha desde su nacimiento, y que no le permite muchas veces proyectarse como ella quisiera o debiera hacerlo, porque es juzgada y condenada, sin darle ni siquiera la oportunidad de defenderse. Es la misma mujer quien ha tenido que brindarse a sí misma esos derechos, y tomar “a la brava”, todas las oportunidades y posibilidades de ascensión, en contra de todo y de todos…
Sin embargo el hombre se sintió usurpado en sus funciones de macho protector y proveedor, se empezó a sentir francamente molesto, herido, lastimado en su amor propio y malentendido orgullo machista: ¿Cómo es posible que mi mujer quiera salir de casa a divertirse con sus amigas o a trabajar y que gane más dineros que yo?
Le corta toda posibilidad de superación y progreso, la limita, le miente, la engaña, la traiciona, la enclaustra entre cuatro paredes que a él le ha dado por llamar: “Hogar… dulce hogar” haciéndola su víctima principal; la mutila, la golpea física y emocionalmente, la maltrata, la devalúa y la desvirtúa, la restringe, la succiona, la manipula, le advierte, la amenaza, la vampiriza, la chantajea, la condiciona y acondiciona para que la mujer se pase toda la vida pariéndole un hijo cada año para tenerla atada y a su servicio muy personal. No le permite tener su círculo propio de amistades, le roba su individualidad, se aprovecha de su esfuerzo y su peresfuerzo constante y repetido, le da órdenes y le otorga facultades pero para cobrarle responsabilidades, como si la mujer se tratara de un objeto o “cosa” de su propiedad muy exclusiva. (aclaro no todos los hombres)
Mi opinión es que las mujeres merecen la libertad tanto como los hombres. Aquí en México todavía hay mucha discriminación de las mujeres pero eso se elimina en el momento en que la educación forma parte de la vida del país…!
Como dije las mujeres dejaron de ser las cenicientas para convertirse en guerreras, dejaron de necesitar a un hombre a su lado para sentirse seguras o protegidas, con el paso del tiempo dejaron de ser “los machos” indispensables para una, y todo esto gracias a la máscara del machismo, para dejar de ser un macho y convertirse en un hombre deben rajarse, mostrar los sentimientos, atreverse a pedir perdón, aceptar sus errores, mientras no dejen de ser un macho SEGUIRAN SIENDO EL SEXO DEBIL!
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